¿Por qué algunas mujeres no pueden alcanzar el orgasmo vaginal?


Esta es una de las preguntas que más recibo cuando converso o dicto talleres sobre sexualidad. Desarrollaré el tema en las siguientes líneas con la intención de transmitir que la respuesta no es tan simple pero tampoco la situación es tan compleja.

Comencemos:

  1. ¿Qué es un orgasmo? Un orgasmo es una liberación de energía acumulada.
  2. ¿Dónde se producen los orgasmos? En cualquier parte del cuerpo que tenga terminaciones nerviosas. Tanto en el cuello, en la rodilla o en los genitales. La sensación es más intensa en aquellos lugares donde haya mayor número de terminaciones nerviosas, por esa razón el “orgasmo” de los genitales es el que se siente más intenso.
  3. ¿Cuántos tipos de orgasmo puede sentir una mujer en sus genitales? Una variedad grande. A nivel del clítoris, a nivel de la piel que recubre la uretra, a nivel del punto G que es al comienzo de la vagina, otro en el punto A que es un poco más arriba del punto G, uno en el cuello uterino, uno en el fondo de la vagina y uno propiamente del útero. ¿Qué tal?
  4. ¿Se puede considerar que un tipo de orgasmo en la mujer es mejor que otro…o más “normal” que otro…o más “ideal” que otro? NO….NO….NO.
  5. ¿Cómo se siente el orgasmo del clítoris? Se siente muuuuyyyy intenso y relativamente corto, y cuando ha descargado toda la tensión entra en un período de reposo que no provoca ser tocada de nuevo en esa misma zona.
  6. ¿Cómo se siente un orgasmo de la vagina o del útero? Se siente profundo y su intensidad puede ser muy variable. La vagina aunque tiene terminaciones nerviosas va a responder mejor a la presión. Si tocamos suavemente la vagina por dentro es excitante, pero más excitante es que se haga presión. Por eso es que el orgasmo de la vagina necesita presión con la penetración del pene o de los dedos.
  7. ¿Todas las mujeres pueden identificar desde donde tienen el orgasmo? No necesariamente. Hay mujeres que sienten el frote del clítoris con el cuerpo de su pareja, hay mujeres que explotan cuando las penetran profundamente, otras explotan si la penetración es superficial, y otras descargan el orgasmo por una combinación de estimulación de clítoris con vagina. Otras no tienen nunca orgasmo con la penetración sino solamente con el clítoris. Para esas mujeres especialmente es que escribo lo siguiente: La vagina de una mujer puede estar dormida por variadas razones. Esa condición de “anestesia” podría ser una explicación de por qué les es más fácil un orgasmo del clítoris que uno de la vagina. Las razones de “vagina dormida” son:
  • Creencias negativas con respecto al sexo.
  • Memorias de abuso o maltrato sexual.
  • Falta de confianza en la pareja.
  • Primeras relaciones sexuales de su vida con poca penetración, realizadas con miedo y rapidez.
  • Historia de insatisfacción sexual de las mujeres de su familia.
  • Enfermedades de la vejiga o de la vagina a repetición, tales como cistitis crónica o candidiasis crónica.
  • Unas relaciones sexuales muy rápidas y con poca atención al estímulo largo y consciente de la vagina.

¿Cómo mejorar la sensibilidad en la vagina? Hay que ir repasando los puntos antes mencionados y tomar dos decisiones importantes:

Hacer un trabajo con las creencias y las memorias que se tienen sobre la sexualidad y comenzar a sanarlas.

Aprender a estar presente en las sensaciones de la vagina durante la relación sexual.

La clave de una sexualidad plena es estar presente en el cuerpo y en las sensaciones que se despiertan en él. Hay que trabajar en todo lo que limita estar presente en el cuerpo.

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5 técnicas de psicoterapia estóica


William B. Irvine en su obra A guide to the good life nos ofrece cinco “técnicas psicológicas estoicas” , una vía para alcanzar una forma serena de ser feliz, a pesar de los vaivenes del mundo exterior. Y esto incluye hacer frente a las emociones negativas y a las situaciones que las provocan, tratando de transformar unas y otras en su contrapartida positiva, en la medida en que ello esté bajo nuestro control:

1.       La visualización negativa. Básicamente consiste en contemplar en la imaginación la posibilidad de perder las cosas que tenemos o que anhelamos, o de tener que separarnos de las personas a las que uno está vinculado. El objetivo de esta práctica no es otro que el de llegar a apreciar más, por contraste, todo aquello que ya tenemos aquí y ahora y que muchas veces nos pasa desapercibido. “¿Cómo sería mi vida si no tuviera aquello que puedo disfrutar cada día?” “¿Cómo sería si en ella no estuvieran las personas a las que queremos?” Son preguntas que los estoicos se hacían para hacerse conscientes de que, aún en las circunstancias más difíciles, hay muchos aspectos positivos que no valoramos lo suficiente porque los damos por asumidos…cuando en realidad lo cierto es que pueden ser momentos, relaciones, circunstancias o posesiones fugaces. El no saber disfrutar de ellas en el momento presente –según los estoicos- supone un empobrecimiento de la vida. La incapacidad para valorar los acontecimientos cotidianos, muchas veces sencillos, nos quita innumerables oportunidades de obtener una gratificación en el día a día. Pero además, hace que su pérdida –muchas veces inevitable- se vuelva más insoportable, ya que no estábamos preparados para echar en falta aquello que creíamos garantizado. Es una idea esta última que estaría en consonancia con algunos hallazgos de la psicología de la motivación, que ha encontrado que las pérdidas con un mayor impacto emocional son aquellas que se refieren a eventos positivos de intensidad moderada y prolongados en el tiempo a los que nos encontrábamos “habituados” (p. ej. tener salud, una relación afectiva duradera, etc). En definitiva, la práctica de la “visualización negativa” nos aportaría dos enseñanzas: una, apreciar cuanto se tiene; otra, asumir la naturaleza cambiante de cuanto nos ocurre en la vida.epicteto

2.       Gestionar adecuadamente las expectativas de control. Esta estrategia viene a representar la versión estoica de algunas de las premisas del enfoque transaccional del estrés de Lazarus y Folkman. En síntesis, en la vida encontramos eventos que caen fuera de nuestro control y que no podemos hacer nada por evitar o por cambiar una vez que se han producido. Otros acontecimientos, en cambio, son controlables y empleando nuestras capacidades podemos hacer cosas para transformar las circunstancias en las que se originan. Con respecto a los acontecimientos del primer tipo, no cabe la preocupación o la angustia, pues escapan de nuestra responsabilidad, y añadir ansiedad a lo inevitable sólo viene a complicar la situación. En estos casos, obsérvese la similitud con los modelos transaccionales del estrés, sólo podemos trabajar sobre algo que sí está bajo nuestro control: las emociones que nos causan esos eventos. Con respecto a los acontecimientos del segundo tipo –aquellos que son controlables- el estoico adopta una estrategia “centrada en la tarea”, como dirían los teóricos del estrés, y tratarían –en la medida de lo posible- de transformar las circunstancias negativas en otras más favorables. Hay que notar entonces que los estoicos en ningún caso –como a veces se cree- eran filósofos aislados del mundo, sino que consideraban su deber la transformación positiva de sus circunstancias y la mejora altruista de la vida de sus semejantes.

3.       Evitar vivir en el pasado, aceptar el presente y adoptar una actitud de apertura proactiva hacia el futuro. El pasado no puede cambiarse, escapa de nuestro control, y por tanto no tiene sentido preguntarse por cómo hubiera sido todo si en vez de unos acontecimientos hubieran ocurrido otros. Como Irvine sugiere, en cierto modo esta idea es el reflejo inverso de la “visualización negativa”: si en ella se trataba de visualizar qué cosas podrían ser ahora peor, evitar vivir en el pasado significa el rechazo a pensar cómo las cosas podrían haber sido mejor, algo que escapa ya a nuestro control y que sólo vendría a perturbarnos. Con respecto al presente, si por él entendemos “aquello que ocurre en este preciso momento”, está claro que se trata igualmente de un instante temporal que se nos escapa cada vez que tratamos de capturarlo de alguna manera, y que por tanto también nuestras posibilidades de control en este punto son limitadas. Sólo cabe, a la manera en que propugnan las terapias actuales basadas en mindfulness, aceptar y ser autoconscientes de este instante que constituye lo que llamamos “presente”. Finalmente, es el futuro donde tenemos en realidad un campo de acción más extenso… en él encontramos posibilidades que caen en la órbita de lo que podemos modificar y otras que son inevitables. Lo acertado entonces parece ser una mezcla de apertura ante los aspectos ineludibles y azarosos del futuro y de trabajo activo sobre aquellos otros que sí están bajo nuestro control.

4.       Entrenamiento y práctica. Los estoicos sabían que su modo de vida, aunque orientado a la búsqueda de la serenidad y la felicidad, no era sin embargo un camino fácil, y que requería –por otra parte como cualquier otro “arte”- de la práctica continua. En este sentido, proponían la realización de ejercicios que –sin llegar al ascetismo- sí suponían en alguna medida el autodominio y el asumir voluntariamente alguna que otra privación. Evitar alguna comodidad o la satisfacción de algún deseo, vivir como si hubiera ocurrido alguna pérdida material o incluso exponerse -de manera controlada- a circunstancias adversas y eventos displacenteros serían algunas de las maneras de prepararse para afrontar cualquier acontecimiento negativo que pudiera ocurrir. Se trata de una especie de “inoculación del estrés” mediante la cual se fortalecía lo que hoy llamaríamos su capacidad de “resiliencia”, es decir, su dureza frente a la adversidad.

La práctica de la meditación. A diferencia de otras formas de meditación, como el mindfulness, la meditación a la que se refieren los estoicos tiene que ver con la reflexión personal sobre aquellos aspectos de la propia vida –o más concretamente, del día que uno ha tenido- en los que uno ha mejorado, y sobre aquellos otros en los que cabe una actuación más positiva. Es, en definitiva, un análisis del comportamiento propio y una valoración del grado en que se está más o menos cerca del manejo adecuado de las emociones

 

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La terapia de pareja


Actualmente los problemas de pareja son una de las causas principales que llevan a las personas a una consulta de psicología. No es un dato extraño si tenemos en cuenta que en España, cada cuatro nuevos matrimonio, tres terminan en una ruptura.
De hecho, los problemas de pareja no solo dañan la calidad de la relación sino también la estabilidad emocional de cada uno de sus miembros. A menudo los sume en un carrusel de emociones marcado por “altos y bajos” que al final terminan creando una tensión tan difícil de soportar que conduce a la separación.
Lo cierto es que una relación conflictiva afecta prácticamente todas las áreas en las cuales nos desenvolvemos, desde la relación con las amistades hasta nuestro desempeño en el ámbito laboral. Sin olvidar la autoestima, la confianza en sí mismo y el estado de ánimo. Por ello, la crisis de pareja es una de las razones fundamentales por la cual se acude a la consulta en busca de ayuda profesional.
Las motivaciones que llevan a uno o a los dos miembros de la pareja a solicitar una terapia de este tipo pueden ser múltiples: algunos quieren mejorar la comunicación, otros desean superar problemas en la esfera de la sexualidad, dificultades en la educación de sus hijos, cambios de intereses que surgen con el paso del tiempo, celos, infidelidades, falta de respeto…

¿Qué puede hacer por ti la terapia de pareja?

 
1 Cambia la perspectiva de la relación. A través del proceso terapéutico, el psicólogo anima a ambos miembros de la pareja a ver su relación desde una manera más objetiva que incluya la perspectiva del otro. De esta forma se detiene el “juego de culpabilidad” en el que ambos se han enfrascado, un juego que solo genera sentimientos de malestar e irritación tensando la cuerda al máximo.
2. Mejora la comunicación. Muchas parejas tienen dificultades porque no saben discutir de sus problemas y, por tanto, no son capaces de llegar a soluciones prácticas. Por eso la terapia se centra en promover un diálogo constructivo, donde cada cual sea capaz de expresar sus emociones e ideas en el pleno respeto del otro. Se trata de un verdadero proceso de aprendizaje, donde no solo se aprende a hacer críticas constructivas sino también a escuchar. Como resultado, la pareja logra una mayor compenetración emocional.
3. Potencia las fortalezas de la relación. Toda pareja tiene puntos en común pero cuando discute con frecuencia tiende a focalizarse solo en las diferencias. El psicólogo funge como un mediador que les ayuda a reencontrar esos intereses comunes, que le hace redescubrir a la otra persona y maximizar las fortalezas de la relación. También fomenta los comportamientos positivos que le agradan al otro miembro, como las caricias, la atención a los detalles o las muestras de amor.

¿Qué ocurre si el otro miembro no quiere acudir a terapia?

 
Sabemos que lo ideal para la relación y la terapia es que ambos miembros de la pareja participen. No obstante, es frecuente que solo uno de los miembros solicite ayuda. En estos casos, los psicólogos también podemos realizar un trabajo importante con la persona que ha llegado a nuestra consulta ya que, aunque es obvio que solo escucharemos a una de las partes y que esto dejará un vacío de información respecto al otro componente de la relación, podemos concentrarnos en conseguir cambios en la persona, cambios que repercutirán indirectamente en su pareja.
Por ejemplo, si uno de los problemas a enfrentar son las discusiones donde priman los sentimientos negativos y los gritos, le enseñamos a la persona que acude a nuestra consulta una serie de estrategias y herramientas que le permitirán desarrollar una comunicación más positiva y sin tonos altos. Así, indirectamente, conseguimos aumentar las probabilidades de que su pareja también reduzca su tono y mejore su comunicación.
No obstante, debemos señalar que durante la terapia siempre intentamos buscar la motivación de ambos, no nos centramos únicamente en resolver los conflictos de una de las partes.

¿Cuáles son las probabilidades de éxito?

 
De forma general, el objetivo de este tipo de terapia es aportar herramientas que ayuden a la pareja a solucionar sus problemas y conseguir que permanezcan juntos desarrollando una relación más sana y respetuosa para ambos. En términos estadísticos, se estima que aproximadamente un 70% de las parejas que acuden a una consulta de psicología logran solucionar sus conflictos.
¿Qué sucede con el 30% restante? Este porcentaje de fracaso casi siempre se refiere a parejas que han acudido a la terapia cuando ya estaban en su fase final y la ruptura era eminente. En los casos en los cuales se asume la terapia de pareja como la última tabla de salvación, es difícil alcanzar buenos resultados porque normalmente estas personas acarrean consigo una relación contaminada de malas experiencias y situaciones complicadas que dificultan su reconstrucción. Cuando falta el amor, han surgido intereses contrapuestos o simplemente cada cual se ha planteado objetivos diferentes al de su pareja, es complicado salvar la relación.
No obstante, debemos señalar que la gran mayoría de las parejas que acuden a nuestro centro experimenta una mejoría en su relación. Si bien le recomendamos que acudan apenas noten sus primeros conflictos ya que esto aumenta la tasa de éxito terapéutico y disminuye las probabilidades de ruptura.

Ruth Zazo Rodríguez psicóloga

Escrito por Jennifer (EL Rincón de la Psicología), 8 de julio 2013
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Proponemos un ejercicio para aumentar la seguridad y la confianza


Tan solo te llevará unos minutos…

1. Sitúate en un lugar cómodo, cierra los ojos y respira profundamente inflando el abdomen (tres veces).

2. Recuerda un momento en que te hayas sentido muy cómodo, confiado y seguro.

3. Recrea los detalles de ese momento, las personas que estaban contigo, qué había a tu alrededor,  la actitud que tenías…

4. Trata de sentir la confianza y seguridad  que experimentabas en  ese momento. Respira profundamente mientras  tienes esa  sensación .

5. Elije  una parte de tu cuerpo que pueda representar esa confianza y coloca tu mano en ella.

 

6. Siente esa seguridad y confianza mientras respiras.

.

7. Ahora trata de poner un color a lo que estas sintiendo.

8. Baña mentalmente con ese color  todo tu cuerpo mientras experimentas esa agradable sensación de seguridad. Respira de nuevo profundamente.

9. Abre los ojos

 

 Practícalo cada vez  que necesites sentir seguridad y confianza una vez al día

y  dos veces más justo antes de  la  situación  que desencadena inseguridad , es decir antes de entrar en acción.

 

Con la práctica, la sensación aparecerá con tan solo tocar la parte de tu cuerpo elegida.

 

Cristina Viciana Martínez

Psicóloga Especialista en Psicología Clínica

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¿De qué te protege tu “enfermedad”?


¿De qué te protege tu “enfermedad”?

Podría parecer una pregunta  contradictoria pero no lo es.

Si partimos de la base de una visión holística del individuo y al mismo tiempo desde un punto de vista simbólico interpretativo, no podemos desvincular los aspectos emocionales que subyacen a cualquier síntoma o enfermedad  (físico i/o psicológico).

Nuestras emociones, conscientes o no, entendidas como el movimiento, el  impulso  que nos saca del estado habitual,  pueden quedar “atrapadas” y codificadas en un lenguaje a veces difícil de interpretar.

Si bien es cierto que  cada vez hay más conciencia de este lenguaje por parte de los profesionales de la salud e incluso del propio paciente, uno no puede obviar la propia resistencia en cuanto a negación que esconde esta falsa dualidad paradójica: la enfermedad vista/sentida desde el punto de vista patológico y al mismo tiempo sanador y/o revelador del conflicto que esconde.

Podríamos indagar en la literatura escrita hasta la fecha destacando libros como  La enfermedad como camino de Thorwald Dethlefseny Rüdiger Dahlke., Las cinco Leyes biológicas de la nueva medicina germánica del Dr. Hamer, Diccionario de enfermedades emocionales de E. Corbera, etc. Todos ellos muestran este aspecto dual e integrador de la enfermedad y nos invitan a replantearnos viejas y rígidas creencias  con respecto al tema.

Quizás, después de la reflexión, más de uno haya intentado y quizás podido dar una respuesta más o menos acertada a la pregunta: ¿De qué me protege mi enfermedad? ¿Qué esconde mi síntoma manifiesto? A veces, esa respuesta pasa por plantearnos aún más preguntas: ¿Qué me permito o no hacer en este estado?, ¿cómo sería mi vida sin el síntoma?, ¿qué evito mientras me siento así?…

Todo ello implica un trabajo responsable de introspección que a veces precisa ser guiado para encontrar respuestas que permitan salir de esa polaridad  ayudándonos a liberar   emociones atrapadas y a entender que ambos aspectos (salud y enfermedad) no son excluyentes pudiéndonos acercar de ese modo, a la recuperación del estado de bienestar deseado.

 

Junio 2013

Cristina Viciana Martínez

Psicóloga Especialista en Psicología Clínica

Colegiada 4192

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Diferencias entre hombres y mujeres


 10 de diferencias entre Hombres y Mujeres

1-Circuitos cerebrales diferentes Siempre se ha sospechado que los cerebros de las mujeres y los de los hombres, son un poco diferentes. Ahora la ciencia está apoyando un dato del saber popular: un nuevo estudio descubrió que los hombres tienen más sinapsis conectando a las células en una región particular del cerebro.

 2-Las mujeres sienten el dolor de forma diferente a los hombres Hasta ahora se ha asumido que las mujeres tenían un alto nivel de tolerancia al dolor, bastante más alto que el de los hombres, esto para ayudarlas a lidiar con la agonía de dar a luz o con sus dolores menstruales. Pero el asunto es que en realidad las mujeres sienten el dolor de una forma muy diferente.

Diferencias entre hombres y mujeres

 3- Los hombres son más propensos a tener problemas de memoria que las mujeres. Es típico en las mujeres quejarse de la mala memoria de los hombres, lo admito, nuestra reputación en ese aspecto es bastante mala. Los hombres tendemos a olvidar aniversarios, cumpleaños, etc. Así al menos lo dice el estereotipo de hombre, es lo que dice la cultura popular. Ahora un estudio científico ha llegado para probarlo como la ciencia manda.

 4- Estar en buena forma es más difícil para las mujeres que para los hombres. Las mujeres de más de 65 años encuentran más difícil que los hombres de la misma edad conservar sus músculos, lo que probablemente tiene un impacto en su capacidad para permanecer en buena forma física.

Por primera vez los científicos han demostrado que es más duro para las mujeres reemplazar la masa muscularque se pierde naturalmente con la edad. Esto se debe a las diferencias entre el cuerpo masculino y femenino en cuanto al aprovechamiento de la comida.

 5- Dormir mal es más dañino para las mujeres que para los hombres Desde hace tiempo se sabe que un sueño deficiente daña más a las mujeres que a los hombres, ahora investigadores de la Universidad Duke han descubierto por qué.

El estudio, publicado en Brain, Behavior and Immunity, descubrió que el sueño deficiente está asociado con problemas psicológicos (angustia)y un elevado riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Y descubrieron también que esto se daba mucho más en las mujeres que en los hombres.

Diferencias entre hombres y mujeres

 6- Mujeres y hombres tendrían diferentes estructuras cerebrales Durante mucho tiempo se pensó que la arquitectura cerebral era la misma para todos y que las diferencias entre comportamientos y actitudes, entre hombres y mujeres, se debía a las diferencias hormonales y por supuesto a las presiones sociales.

Sin embargo los científicos están encontrando evidencia que sugiere que el cerebro de hombres y mujeres se forman a partir distintas “programaciones” genéticas y que existen diferencias entre algunos circuitos neurológicos y la concentración de neurotransmisores.

7- Hombres y mujeres discuten de forma diferente Algo que se puede decir que caracteriza al ser humano, es la discusión. Junten a dos personas y ya tendrán una discusión asegurada, incluso alguno que otro discute solo. Se discute sobre cualquier cosa, si bien cada uno tiene un estilo diferente. Está el sumiso, pasivo, agresivo, abusivo-pasivo, agresivo-abusivo, sumiso-agresivo, etc.

8- Las mujeres se preocupan más que los hombres Es sabido por los científicos desde hace tiempo que las mujeres en general, de todas las edades, tienden a preocuparse más, y a tener preocupaciones más intensas que los hombres. Las mujeres también tienden a percibir más riesgo en muchas situaciones y a tener más ansiedad que los hombres. No se conoce la razón de porqué es así. También pueden ser más depresivas.

9- Diferencias en cómo hombres y mujeres leen el lenguaje no verbal El lenguaje no verbal lo usamos cuando nos comunicamos con alguien, al tiempo que hablamos, o a veces incluso sin hablar, estamos comunicando con los movimientos de las manos, del cuerpo, las expresiones del rostro, etc.

Según los psicólogos las mujeres son mejores que los hombres para interpretar el lenguaje no verbal, lo que delata nuestro comportamiento.

10- En las fotos de desnudos, los hombres miran primero el rostro Después de todo es verdad lo que los hombres le dicen siempre a las mujeres: “lo primero que miro en una mujer es si tiene rostro bonito”. Al menos eso confirma un estudio publicado en la revista Hormones and Behavior.

Uno esperaría que los hombres y mujeres miren las fotografías sexuales de una forma diferente, pero lo que descubrió este nuevo estudio es que los hombres, más que las mujeres, son los que tienden más a mirar primero el rostro antes que otras partes del cuerpo desnudo.

Blog De psicología

Blanca Espada

22 /2/2013

 

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¿Qué sucede en la Psicoterapia? Mitos completamente falsos


Fuente:  blog: “Rincón de la Psicología”
Escrito por la psicóloga Jennifer Delgado Suárez
Publicado: 28/12/2012

La psicoterapia siempre ha ejercido cierta fascinación en el imaginario popular, sobre todo entre quienes jamás se han sometido a este proceso. Por eso, no es extraño que la psicoterapia esté llena de mitos y que muchas personas acudan a la consulta con expectativas irreales.

En realidad, existen diferentes escuelas psicológicas y cada terapeuta desarrollará el proceso psicoterapéutico de manera diversa, según su enfoque y teniendo en cuenta las peculiaridades de la persona que solicita ayuda. Sin embargo, en líneas generales, existen algunas creencias erróneas que las personas suelen traer a la psicoterapia. A veces estas creencias se convierten en demandas que no siempre se pueden cumplir.
Mito 1: El olvido es la mejor forma de enfrentar los problemas. Muchas personas llegan a la consulta con un reclamo muy preciso: desean olvidar alguna situación puntual de sus vidas. Como por el momento los psicólogos no tienen una varita mágica que pueda borrar del cerebro de sus pacientes una vivencia determinada (y en caso de tenerla no estoy segura de que fuese la estrategia más conveniente), lo que se suele realizar en la psicoterapia es trabajar sobre el suceso estresante.
Olvidar prematuramente casi siempre conduce a la represión del contenido, que se alojará en un plano subconsciente y desde ahí incidirá sobre nuestro estado de ánimo e incluso sobre nuestras decisiones futuras. El olvido es un proceso natural pero tiene sus propios tempos y estos no se deben saltar porque en cada una de sus etapas, la persona debe aprender a aceptar la situación y a convivir con ella.
Entonces… ¿cuál es el rol del psicoterapeuta?
El psicólogo acompaña a la persona a través del proceso de olvido que, dicho sea de paso, no es un olvido en el sentido más literal del término sino más bien la aceptación de la situación. Es decir, se le brindan las herramientas a la persona para que acepte la vivencia y esta no le genere una tensión negativa. Lo que se produce es un olvido de las emociones negativas asociadas a la vivencia. Obviamente, es un proceso que conlleva tiempo y que cada persona vivirá de una forma diferente.
Mito 2: La culpa es de los otros. Cuando se comienzan a trabajar los diferentes problemas que aquejan a las personas que llegan a una consulta, tarde o temprano aparecen focos de culpa. Es decir, vivencias importantes que la persona achaca a otros. El ejemplo más usual es la persona que llega a la consulta responsabilizando a la pareja porque le fue infiel. Es cierto que la otra persona fue la que cometió el acto (y desde esa perspectiva tiene una mayor cuota de responsabilidad) pero eso no exonera al “traicionado” de su propia dosis de responsabilidad.
Hacer que cada persona asuma sus responsabilidades es un proceso complicado, sobre todo porque no todos están dispuestos a aceptarlas. Sin embargo, no se trata de un capricho del psicólogo ni de una tendencia sádica. Cuando una persona acepta sus responsabilidades, está dando el primer paso para tomar las riendas de su vida, para abandonar la actitud de víctima y para asumir una postura más fuerte que le ayudará a lograr muchos más objetivos.
Mito 3: La inseguridad es mala. En la cultura popular se alaba el poder de la seguridad y por eso muchas personas piensan que la inseguridad es un mal a erradicar. Es cierto que lo ideal sería sentirnos seguros y confiados en todas las decisiones que tomamos pero en los últimos años, el mundo se está convirtiendo en un lugar que genera siempre más incertidumbre; por ende, vivir con la inseguridad y aprender a dominarla podría no ser tan negativo como pensamos.
En realidad, el deseo de tener seguridad a toda costa también podría comprenderse como una forma de escapar del presente, de evitar la ansiedad existencial o de intentar convencernos de que tenemos el control de todo lo que nos rodea. Cuando no nos sentimos seguros, aparecen los miedos y estos nos inmovilizan o nos hacen tomar decisiones inadecuadas. Por eso, aunque parezca un contrasentido, mientras antes aceptemos la incertidumbre, más seguros nos sentiremos. Se trata de una seguridad y una confianza que provienen de nuestro interior. De hecho, la psicoterapia es un proceso ideal para que las personas reconceptualicen sus ideas analizándolas desde una perspectiva diferente.
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Un ejercicio de autoestima.Mira en el espejo, ¿qué es lo que ves?


Publicado  6-03-13 por la web Canuca

 

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¿Qué es la autoestima?


Qué es la Autoestima.
Raquel Resines Ortiz
(Articulo original de la web: xtec.cat)
foto: Carme Ciscart

Puede definirse la autoestima como el sentimiento de aceptación y aprecio hacia uno mismo, que va unido al sentimiento de competencia y valía personal. El concepto que tenemos de nosotros mismos no es algo heredado, sino aprendido de nuestro alrededor, mediante la valoración que hacemos de nuestro comportamiento y de la asimilación e interiorización de la opinión de los demás respecto a nosotros. La importancia de la autoestima radica en que nos impulsa a actuar, a seguir adelante y nos motiva para perseguir nuestros objetivos.

Las personas con alta autoestima se caracterizan por lo siguiente:

    • Superan sus problemas o dificultades personales.

 

    • Afianzan su personalidad.

 

    • Favorecen su creatividad.

 

    • Son más independientes.

 

    • Tienen más facilidad a la hora de tener relaciones interpersonales.

 

Cuando tienes una autoestima alta, te sientes bien contigo mismo; sientes que estás al mando de tu vida y eres flexible e ingenioso; disfrutas con los desafíos que la vida te presenta; siempre estás preparado para abordar la vida de frente; te sientes poderoso y creativo y sabes como ” hacer que sucedan cosas ” en tu vida.

Por el contrario, las personas con una baja autoestima:

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Falta de credibilidad en sí mismo, inseguridad.

-

Atribuir a causas internas las dificultades, incrementando las justificaciones personales.

-

Desciende el rendimiento.

-

No se alcanzan las metas propuestas.

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Falta de habilidades sociales adecuadas para resolver situaciones conflictivas (personas sumisas o muy agresivas).

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No se realizan críticas constructivas y positivas.

-

Sentimiento de culpabilidad.

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Incremento de los temores y del rechazo social, y, por lo tanto, inhibición para participar activamente en las situaciones.

¿CÓMO MEJORAR LA AUTOESTIMA?

Es necesario conocer cómo funcionamos, es decir, cuáles son nuestras fortalezas y aspectos positivos y cuáles son nuestras limitaciones. A partir de esta valoración, decidiremos qué aspectos deseamos mejorar y cuáles reforzaremos. El plan de acción para cambiar determinadas características debe ser realista y alcanzable en el tiempo (por ejemplo, la edad que tenemos es inamovible, la altura es otro factor poco variable a determinadas edades, etc.). Es decir, tenemos características que tendremos que aceptar y con las que convivir, intentando sacar partido y ver su aspecto positivo.

Veamos quince claves para mejorar la autoestima:

1.

No idealizar a los demás.

2.

Evaluar las cualidades y defectos.

3.

Cambiar lo que no guste.

4.

Controlar los pensamientos.

5.

No buscar la aprobación de los demás.

6.

Tomar las riendas de la propia vida.

7.

Afrontar los problemas sin demora.

8.

Aprender de los errores.

9.

Practicar nuevos comportamientos.

10.

No exigirse demasiado.

11.

Darse permisos.

12.

Aceptar el propio cuerpo.

13.

Cuidar la salud.

14.

Disfrutar del presente.

15.

Ser independientes.

AUTOCONCEPTO (Una parte importante de la autoestima)

¿Qué es el autoconcepto?. Es el concepto que tenemos de nosotros mismos. ¿De qué depende?. En nuestro autoconcepto intervienen varios componentes que están interrelacionados entre sí: la variación de uno, afecta a los otros (por ejemplo, si pienso que soy torpe, me siento mal, por tanto hago actividades negativas y no soluciono el problema).

-

Nivel cognitivo – intelectual: constituye las ideas, opiniones, creencias, percepciones y el procesamiento de la información exterior. Basamos nuestro autoconcepto en experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre nuestra persona.

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Nivel emocional afectivo: es un juicio de valor sobre nuestras cualidades personales. Implica un sentimiento de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros.

-

Nivel conductual: es la decisión de actuar, de llevar a la práctica un comportamiento consecuente.

Los factores que determinan el autoconcepto son los siguientes:

*

La actitud o motivación: es la tendencia a reaccionar frente a una situación tras evaluarla positiva o negativa. Es la causa que impulsa a actuar, por tanto, será importante plantearse los porqués de nuestras acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia o la ansiedad.

*

El esquema corporal: supone la idea que tenemos de nuestro cuerpo a partir de las sensaciones y estímulos. Esta imagen está muy relacionada e influenciada por las relaciones sociales, las modas, complejos o sentimientos hacia nosotros mismos.

*

Las aptitudes: son las capacidades que posee una persona para realizar algo adecuadamente (inteligencia, razonamiento, habilidades, etc.).

*

Valoración externa: es la consideración o apreciación que hacen las demás personas sobre nosotros. Son los refuerzos sociales, halagos, contacto físico, expresiones gestuales, reconocimiento social, etc.

AUTOESTIMA PRECISA

Ya sabemos que la autoestima es uno de los factores más relevantes para el bienestar personal y una clave para relacionarnos con el entorno de una forma satisfactoria.

Si nuestra tendencia es a sobrevalorar las dificultades o defectos sin valorar las propias capacidades o posibilidades, la suma global (la percepción de uno mismo) hace que nos sintamos insatisfechos. Si esta forma de pensar está generalizada, nuestras actuaciones van a estar sesgadas o actuaremos con temor y hay más posibilidades que los fallos se repitan en el futuro.

También podemos tener un pensamiento distorsionado en el sentido contrario, si lo que tenemos es un sentimiento exagerado de autoestima, nos puede crear problemas, lo cual ocasionará que no podamos resolver los problemas de forma adecuada.

Aceptación de límites y capacidades

En esta sociedad se nos pide que seamos perfectos, ¡Los mejores!; esto choca frontalmente con nuestra vivencia. Lo adecuado es en sentir una parte de nosotros como maravillosa, aquella que se refiere a nuestras capacidades. Somos buenos para unas cosas, tenemos cualidades que ponemos o no en práctica, hemos conseguido cosas, etc.

La otra parte de nosotros alberga los límites. Si a veces somos odiosos, nos enfadamos, somos débiles o miedosos, no sabemos qué hacer, e incluso nos equivocamos. La parte de los límites es la que intentamos esconder, la que nos avergüenza de nosotros mismos. Ponemos tanta atención en nuestros defectos que no hacemos sino hacerlos más presentes y empeorar las cosas, por no aceptarlos, cambiar o salir de ellos. Toda esta energía puesta en los límites nos impide desarrollar las capacidades y superarnos.

Necesitamos aceptarnos como un todo, con límites y capacidades. Querernos sin condiciones. Sólo así sentiremos el aumento de la autoestima. Necesitamos estimar lo mejor de nosotros y lo menos bueno.

Raquel Resines Ortiz
Psicóloga clínica
COL Nº: M – 12998

http://www.acropolix.com/Educacion/edu_autoestima.htm

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Problemas sexuales en las mujeres


Publicado 10/03/10 00:00 – Por El personal de Healthwise (Artículo original de la web Univisión slud)

Generalidades del tema

¿Qué son los problemas sexuales?

uim-cobrand-logoTener un problema sexual significa que las relaciones sexuales no la satisfacen o no son positivas para usted. En las mujeres, los problemas sexuales comunes incluyen sentir poco o ni ningún interés en las relaciones sexuales, tener problemas para excitarse o tener problemas con el orgasmo. Para algunas mujeres, el dolor durante las relaciones sexuales es un problema.

La mayoría de las mujeres tienen un problema sexual en algún momento u otro. Para algunas mujeres, el problema es continuo. Pero sus síntomas son un problema sexual sólo si le causan molestias o problemas en su relación.

No existe un nivel “normal” de respuesta sexual, debido a que es diferente en cada mujer. Es posible que también observe que lo que es normal en una etapa de su vida cambia en otra etapa o a otra edad. Por ejemplo, es común que la madre exhausta de un bebé tenga poco interés en las relaciones sexuales. Y es común que tanto las mujeres como los hombres tengan impulsos sexuales menos intensos a medida que envejecen. Esto está asociado en parte a los cambios hormonales del cuerpo.

¿Cuáles son algunas de las causas de los problemas sexuales en las mujeres?

La sexualidad femenina es compleja. En esencia, hay una necesidad de acercamiento e intimidad. Las mujeres también tienen necesidades físicas. Cuando surge un problema en la parte emocional o física de la vida, usted puede tener problemas sexuales.

Algunas causas comunes incluyen:

  • Causas emocionales, como estrés, problemas de pareja, depresión o ansiedad, recuerdos de un trauma sexual e insatisfacción con su propio cuerpo.
  • Causas físicas, como problemas hormonales, dolor ocasionado por una lesión u otro problema, y determinadas afecciones como diabetes o artritis.
  • El envejecimiento, que puede provocar cambios en la vagina, como sequedad y rigidez.
  • Determinados medicamentos que pueden causar problemas sexuales. Estos incluyen medicamentos para la depresión, la presión arterial y la diabetes.

¿Cuáles son los síntomas?

Los problemas sexuales pueden incluir:

  • Sentir menos deseo de tener relaciones sexuales.
  • Tener problemas para excitarse.
  • No poder tener un orgasmo.
  • Tener dolor durante las relaciones sexuales.

¿Cómo se diagnostican los problemas sexuales en las mujeres?

A menudo, las mujeres reconocen un problema sexual cuando notan un cambio en el deseo o en la satisfacción sexual. Cuando sucede esto, resulta útil evaluar qué está funcionando y qué no está funcionando en el cuerpo y en la vida. Por ejemplo:

  • ¿Está enferma o toma un medicamento que puede reducir el deseo o la respuesta sexuales?
  • ¿Está estresada o se siente muy cansada a menudo?
  • ¿Tiene una relación afectuosa y de respeto con una pareja?
  • ¿Tienen usted y su pareja el tiempo y la privacidad necesarios para relajarse juntos?
  • ¿Tiene recuerdos dolorosos sobre las relaciones sexuales o la intimidad?

Su médico le puede ayudar a decidir qué hacer. Le hará preguntas, realizará un examen físico y le hablará sobre las posibles causas.

Para algunas mujeres, es difícil hablar con su médico acerca de los problemas sexuales en un principio. A veces, es útil escribir lo que quiere decir de antemano. Por ejemplo, podría decir algo así como: “En los últimos meses, no he disfrutado de las relaciones sexuales tanto como solía hacerlo”. O podría decir: “Desde que empecé a tomar ese medicamento, no he tenido ganas de tener relaciones sexuales”.

¿Cómo se tratan?

El tratamiento para los problemas sexuales depende de qué está causando el problema. Podrían ser uno o más factores los que están ocasionando los problemas. Muchos problemas sexuales pueden resolverse después de haber identificado la causa o las causas.

Las relaciones sexuales conllevan cuestiones emocionales, físicas y de vínculo. Un tratamiento exitoso requiere un alto nivel de comodidad entre usted y su médico. Idealmente, usted y su pareja también podrán hablar abiertamente acerca de las inquietudes relacionadas con la sexualidad. El tratamiento podría incluir tratar problemas de salud, recibir asesoría psicológica sobre comunicación y aprender nuevas técnicas que pueda practicar en el hogar. Por ejemplo, podría darse un baño tibio para relajarse, tener mucha estimulación erótica antes de las relaciones sexuales o probar diferentes posiciones durante el acto sexual.

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